martes, 28 de septiembre de 2010

Silencio.

Qué puede doler más? El silencio o las palabras? Qué dilema. Duele más el significado de las palabras que callas, que aquél que ocultan las que dices sin sentir. Las palabras dichas no regresan, quedan en el tiempo, quedan como un tatuaje en la mente, en la conciencia. Pero el silencio, el silencio oculta más de lo que creen, oculta sombras, matices y espinas. Esconde tantas cosas que no se por donde empezar a buscar. Duele tanto ese silencio que se anuncia con un "no se" o con un "perdón" duele tanto que ya no siento. Y por eso es que puede doler más el silencio que las palabras, porque de lo dicho sólo queda interpretar las palabras, en contexto y fuera de el, de acuerdo con su significado literal, o metafóricamente. Pero del silencio, qué podemos interpretar? Nada. Del silencio no hay nada, y existe todo. El silencio no es más que puro ruido, blanco, negro y rojo, el escondite de palabras cobardes que no quieren salir a luchar, no obedecen a su destino de Kamikazes. Me rompe los tímpanos, quedo sorda de tanto que escucho el silencio. Tanto ruido me vuelve loca, me saca de quicio. Y si, las palabras también me vuelven loca, pero son manejables, son moldeables, el silencio no. Pero cuando no hay nada que decir, no queda más remedio que callar, hundirnos en el silencio y ensordecernos con su ruido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario