martes, 28 de septiembre de 2010

Silencio.

Qué puede doler más? El silencio o las palabras? Qué dilema. Duele más el significado de las palabras que callas, que aquél que ocultan las que dices sin sentir. Las palabras dichas no regresan, quedan en el tiempo, quedan como un tatuaje en la mente, en la conciencia. Pero el silencio, el silencio oculta más de lo que creen, oculta sombras, matices y espinas. Esconde tantas cosas que no se por donde empezar a buscar. Duele tanto ese silencio que se anuncia con un "no se" o con un "perdón" duele tanto que ya no siento. Y por eso es que puede doler más el silencio que las palabras, porque de lo dicho sólo queda interpretar las palabras, en contexto y fuera de el, de acuerdo con su significado literal, o metafóricamente. Pero del silencio, qué podemos interpretar? Nada. Del silencio no hay nada, y existe todo. El silencio no es más que puro ruido, blanco, negro y rojo, el escondite de palabras cobardes que no quieren salir a luchar, no obedecen a su destino de Kamikazes. Me rompe los tímpanos, quedo sorda de tanto que escucho el silencio. Tanto ruido me vuelve loca, me saca de quicio. Y si, las palabras también me vuelven loca, pero son manejables, son moldeables, el silencio no. Pero cuando no hay nada que decir, no queda más remedio que callar, hundirnos en el silencio y ensordecernos con su ruido.

domingo, 26 de septiembre de 2010

La vida sin sabor.

Odio las matas en mi comida, son como bacterias. Odio que resalte su color natural en lo que meto a mi boca. Y así eres tu. Eres como el cilantro de decoración que le quito a la comida. Te aparto de mi próximo bocado. Eres el cilantro de mi día a día, lo que me desagrada, lo que no quiero comer, lo que saco del plato y envuelvo en una servilleta para tirar a la basura. El sabor ácido de las hojas me molesta en la boca. Me molesta tu sabor, y tu olor. Pero no sólo es el cilantro lo que me molesta en la comida, hay tantas cosas verdes, tantos vegetales, tantas verduras. De pronto también te pareces a la cebolla. A ese crujir detestable de la cebolla cruda en la boca. Lo detesto, detesto la cebolla. Y sin embargo, el olor de la cebolla salteada en aceite de oliva, inunda los sentidos y me agua la boca. Y si, así también eres, como la cebolla salteada, pero aveces como la que sin saber muerdo cruda. Como detesto ese crujir, me da náuseas. Así mismo todo el resto de las verduras y los vegetales me molestan en la comida, el pimentón, el ají, el ajo, etc. Pero son realmente necesarios en la comida, para darle sabor. Y más odio una comida insípida que el desagradable crujir de la cebolla y el sabor del cilantro, me fascina la sazón que le dan los vegetales a la comida. Sin embargo, los aparto en el plato y listo, no los como. Y así eres, como las verduras o los vegetales. Detestables en ocasiones como el jengibre que deja un sabor amargo y un tanto dulce en la boca, pero increíblemente necesarias para no vivir sin sabor.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Tú, según tú.

Creo que es un reflejo de nuestra condicion siempre decir que sufrimos más que nadie, que no hay peor vida y más vuelta añicos que la nuestra. Eso es porque siempre nos fijamos en los que tienen algo mejor que nosotros, los que estan mejor, pero jamás nos damos vuelta a ver quien esta peor. Me refiero a nuestra condición de víctimas, de esa enfermedad que llamamos "lástima" que no nos permite fijarnos en las cosas buenas que tenemos y que otros carecen, sólo nos permite fijamos en lo que no tenemos que los demás si tienen. Siempre habrá gente que esté peor que uno, creánlo.  Pero realmente nuestro problema no son los demás, sino esa persona que vemos cada mañana reflejada en el espejo. El problema es que nos tenemos lástima a nosotros mismos, nos lamentamos por ser tan desdichados, nos quejamos por ser tratados de tal manera por la vida. Señores, el día en que dejemos de estar tan pendientes y descontentos por lo que no tenemos, será el día que estemos bien con lo que sí tenemos. No hablo sólo de cosas materiales, claro está, hablo de lo que nos pueda mantener emocionalmente estables, nuestras relaciones, nuestras amistades, etc. Quien llega a tu vida puede decidir quedarse o volver a irse, recibamos a todos con cariño. De cada una de las personas que conocemos y que llegan a nuestras vidas, tenemos algo que aprender. Algunos van y vienen, otros siempre estan ahí, otros simplemente no quieren quedarse y muchos más estan siempre por venir. Sí es difícil aceptarlo, pero no imposible. Piénsalo de esta manera: el único que se deprime, que se amarga, que se vuelve insoportable teniéndose lástima a si mismo, eres tú. La gente de tu alrededor se aleja de ti por tu caracter, por tu manera de decir las cosas, por tu arrechera injustificada con la vida, porque además nunca quieres explicar qué te pasa. Te duelen las palabras en la garganta, te duele decir qué es lo que te tiene así, te molesta contar tus debilidades, no las quieres sacar a la luz. Pero al fin y al cabo, el que no te entiende, no porque no puede, sino porque no lo dejas, te deja sólo, y esto te amarga aún más. Realmente vale la pena buscarnos más razones para ser seres amargados y despreciables al alejar a los que se preocupan por nosotros? Estemos todos más agradecidos con lo que tenemos, por más difícil que sea. A mi personalmente se me dificulta muchísimo, tengo muy mal caracter, lo admito, pero reflexiono de vez en cuando, y me doy cuenta de que realmente puedo estar peor, y así todo se va haciendo menos insoportable. Cada vez que te encuentres en una situación detestable, en la que quieras gritar, romper algo, pegarle a lo que se te cruce, etc. hazlo. Desahógate, pero luego piensa en lo que te tiene así, piensa si realmente vale la pena estar tan molesto. Piensa en que todo SIEMPRE puede ser peor. Piensa que hay personas que estan pasando por lo mismo que tú, y que otros la pasan mucho peor. No tienes nada que perder, sólo piensa, no te quita tiempo, lo hace valer. 

domingo, 19 de septiembre de 2010

Paréntesis

Y es que aveces, se me quedan atoradas las palabras en la boca. Palabras, versos, poemas, cuentos frustrados. Esto de escribir se ha convertido en mi pasatiempo, en un paréntesis dentro del paréntesis de la vida. De ese tiempo que en realidad no sabemos si transcurre o existe. Nos hacemos tantas preguntas, nos envenan las dudas, sobre todo lo que hacemos, lo que decimos y lo que callamos. Estamos solos aun estando acompañados, y por eso, te invento todas las noches. Te invento en el aire, te siento en las manos, rozo tu piel de pétalos de rosa que no existe. Y el problema es no poderme reinventar a mi misma. Todo es un reflejo en el agua, demasiado inestable. Todo lo que soy queda entre siempre y nunca, lo demás varía, mientras desvariamos entre nuestra cordura y la locura de los demás. Y de pronto ya no existes, se me escapó del pensamiento tu rostro, y vuelvo a quedar en el limbo sin dirección, sin rumbo. Dónde estoy? No lo se, y tampoco creo que quiera saber.

jueves, 16 de septiembre de 2010

El restaurant de la vida.

Pensando en cosas absurdas y fantásticas "como los locos", se me ocurrió que sería mucho mejor y más fácil nacer en un mundo que fuera como un restaurant. A ver, les explico mejor; imagínense que nacemos en un restaurant immenso, que es nuestro mundo, en el que vivimos nuestros primeros años como lo hacemos normalmente, vamos al colegio, hacemos amigos, aprendemos a escribir y a leer, etc. Cuando ya tenemos suficiente edad para escoger, nos entregan el Menú de la vida, que por su puesto, tiene precios especiales, combos, platos individuales, platos familiares, etc tal cual un menú de comida. En este menú podemos decidir TODO lo que queremos en la vida, pero hay un precio que pagar. Cada cosa que quieras tiene un precio, que no pagamos con la moneda actual, sino con consecuencias. Ah, pero esperen! Se supone que así es en la vida normal...no? Bueno, desde mi punto de vista no :) fíjense, si uno escogiera ser pobre e ignorante no se podría quejar de sus consecuencias, si uno escogiera ser rico y atormentado, no tendríamos por qué quejarnos de nuestros problemas y si se escogiera ser homosexual, no nos podríamos quejar de ser rechazados por la familia, los amigos, y la gente en general. Pero no es así, no escogemos en un menú lo que vamos a ser, ni a tener, ni a sufrir. Si escogemos que hacer en la vida, que hacer con lo que tenemos, con lo que obtenemos, con lo que queremos, más no dónde nacemos, qué familia nos toca, qué problemas de salud tener, etc. Hay cosas que no podemos escoger, y hay gente que no lo entiende. Si fuera así, no habría divorcios, ni suicidios, ni niños huérfanos, enfermedades letales, pobreza, ni maltratos, ni gente mala, ni ignorancia, ni avaricia, ni asesinos en serie, ni pedófilos, ni cárceles llenas de criminales, no viviríamos en un sistema sucio y corrupto, las dos Guerras Mundiales nunca hubieran sucedido, no habría racismo ni xenofobia, los homosexuales talvez no se rebelarían contra las absurdas normas prefabricadas bajo las cuales se rige la sociedad, y también existiría la paz mundial.

A cada quien le toca vivir algo diferente en la vida, distintas situaciones, distintos problemas y dificultades, que poco a poco vamos tratando de superar. Hay gente que necesita darse cuenta que no escogemos ciertas "condiciones" en la vida, capaz no leemos las letras pequeñas del contrato que firmamos para vivir en este planeta, quién sabe?